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La soledad es una moneda de dos caras. De un lado, el perfil bonito y desembarazado, nos muestra a una mujer fuerte, independiente, autónoma, que se las arregla para vivir feliz, rompiendo con cualquier obstáculo que se le presente, como por ejemplo el económico. Efectivamente, la cuestión del pago mensual de cuentas, principalmente el arrendamiento, es un tema que cada mes obliga a propiciar todo tipo de esfuerzos para ganar los emolumentos necesarios para satisfacer dichas obligaciones. Lo mismo ocurre con otras mensualidades, energía eléctrica, agua, telefonía, entre otras. Sin embargo, cada pago es una victoria, es superar el reto, es avanzar.
De otro perfil, del otro lado, pues la soledad se presenta un poco más austera. No diré triste pero sí melancólica. Muchas veces, el no compartir con otra persona, pues bueno, es estar sola. No es malo, ni tiene nada de que una persona puede avergonzarse, pero evidentemente requiere fortaleza y por sobre todo, amor a uno mismo. Está claro que la decisión de apartarse de los demás, no lógicamente de los amigos de siempre, sino de una persona en particular, es a los efectos también de salvaguardar la especie, la nuestra.
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