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martes, 11 de noviembre de 2014

Rojo: Los primeros ataques

Capítulo VI
Los primeros ataques

A Rojo le preocupara la construcción del muro, dado que con ello podía resguardar parte de la población, pero también estaba muy centrado en la producción de alimentos, a fin que los pobladores gocen de buena salud y de un gran crecimiento.
Esa decisión la tomó exactamente cuando fue necesaria, dado que los pobladores efectivamente iban ganando mucha fuerza, principalmente los hombres, de buena altura y peso, como también las mujeres, quienes no se quedaban atrás en las faenas rutinarias a todos exigidas.
Otro frente que atacó estratégicamente Rojo fue la consolidación de una población numerosa y para el efecto fue necesario que el coito sea algo de todos los días. Los recién casados debían tener su primer hijo en no más de 9 a 10 meses, obligación impuesta por la sociedad, debido a lo imperioso de procrear que tenían. No interesaba mucho la edad de los contrayentes, con tal que puedan casarse. Las familias se apoyaban y el mismo Rojo había diseñado un modelo para la instauración de pequeñas viviendas, que luego se fueron fortificando poco a poco, con todo lo necesario para la subsistencia.
De ese modo, huerta, animales vacunos, porcinos, gallinas y conejos y demás que requiera la pequeña y emergente pareja era totalmente proveída por las familias y el mismo Rojo, quien de ese modo aseguraba el bienestar de todos. El resto ya quedaba a cargo de los esposos, quienes con dedicación y trabajo debían lograr fortalecer toda lo dote recibida.
Las solteras en principio no tenían ningún privilegio hasta que finalmente Rojo accedió a decretar que las mismas podrían elegir a un varón, soltero o casado, sin compromiso para el citado, a fin de colaborar para que la mujer quede embarazada. Eso fue un punto decisivo, si bien no había en ese tiempo muchas solteras, para que la población aún más crezca, y al igual que las parejas, las solteras tenían los mismos y quizás mayores beneficios, pues también se le brindaba una pequeña vivienda y lo necesario para la subsistencia.
Se agrandó la población con los asilados. Aquellos que rescató Rojo de las tribus atacadas y destruidas. Muchos niños, niñas y jóvenes abandonados y desolados. También mayores y en fin, todos eran bienvenidos, con la única condición de no imponer ningún tipo de creencia y a la vez, trabajar con la misma fuerza y entusiasmo por la edificación del muro con los demás nativos.
De ese modo fue consolidándose la estructura de defensa del pueblo, como también las numerosas gentes que a partir de un tiempo eran un número importante a considerar.
Poco a poco Rojo comenzó a llamar a los jóvenes, fuertes y hábiles, separándoles a los más pequeños y ágiles de los más fuertes y grandotes. También separó a los que realmente tenían bondades especiales formando los mismos parte de los 50, grupo especial de guardia y combate, y los menos dotados, de los 2.000, que fue otro ejército de combate también especializado, no tan bueno como los 50, pero de élite.
Los que no tenían condiciones para los 50, ni para los 2.000, terminaban siendo o parte del ejército común, o incluso de los arqueros. Fueron designados arqueros aquellos que no tenían tanta habilidad con la espada o que eran pequeños en estatura o complexión física. También las mujeres voluntarias eran arqueros, con muy buena adaptación.
Año tras año, Rojo seleccionaba a más y más jóvenes para la defensa en caso de existir lucha. Fue conformando poco a poco su ejército y cada quien tenía su lugar.
Doni Rojo [Doni] prácticamente desde muy joven ya era considerado un general. Con su enorme tamaño y los ojos de furia que mostraba cada vez que empuñaba una espada gigante o un martillo, hacían que todos los que estuvieran cerca de él tuvieran temor. También era integrante de los 50, aunque la identidad de los mismos era confidencial, pues tapaban sus rostros con máscaras u otros, a fin que nadie conozca sus identidades. Pero el tamaño siempre lo delató. Era el hombre –aún de joven- más grande en estatura que existía en la región, con fuerza de 5 hombres y la furia de 2 toros.
El rey Alobio no estuvo de acuerdo desde el principio que Rojo no pagara los tributos, como todos por la zona estaban obligados. Cuando Rojo se presentó ante el mismo, pensó que venía a suscribir algún tratado de paz o una alianza, como lo había hecho con los demás reinos del lugar, pero Rojo simplemente le manifestó que quería paz, y que no accedería a suscribir ningún acuerdo.
Entonces, metódicamente comenzó a dirigir su mirada hacia el territorio de Rojo, imponiéndoles a sus capitanes la orden de máxima dureza si encontraba a algún simpatizante del nuevo insurgente.
Sus pequeños ejércitos, más de reconocimiento que de lucha, fueron sorprendidos, totalmente, en los grandes bosques que cubrían el acceso principal al territorio de Rojo.
30 soldados a caballo fueron abatidos en minutos solo por Doni Rojo y otros 4 o 5 miembros del grupo de los 50, que se hallaban cazando por la zona.
Con crueldad y prácticamente destrozando a otros soldados, que en número superaban los 40 o 45, Doni Rojo no solamente les hundió el cráneo a cada uno y dio sus cuerpos a las bestias feroces de la zona, sino que les despojó de armas, caballo y todo lo que poseían, llevando para sus arcas, pues necesitaban de espadas y caballos, dado que el emergente ejército de Rojo no contaba con armas.
Volvió a enviar vario emisarios, mensajeros y soldados el rey Alobio, todos con armaduras, espadas y resguardados con una veintena o treintena de soldados. Pero eran los mismos soldados de guardia quienes salían despavoridos a correr por doquier, pues Doni Rojo con su sola presencia asustaba a cualquiera.
Esto puso de muy mal humor a Alobio. Golpeaba todo lo que encontraba y se sentía realmente molesto. No podía creer que todo lo que enviaba no regresaba.
Algunos les decían que eran bestias salvajes que ataban y realmente Doni Rojo podía considerarse como tales. Otros decían que eran emboscados por fantasmas o espíritus o cualquier otra superstición. La cuestión en definitiva era que el que iba no volvía, ni tampoco su caballo ni su arma, ni siquiera se encontraban rastros de los mismos.
El rey Alobio convocó en más de una oportunidad a sus aliados para el efecto.
Los mismos nunca le dieron ninguna respuesta. No les interesaba el tema. El territorio era enorme, y lo que pretendía Alobio era buscar lío donde a nadie interesaba. Esas tierras, si bien muy buenas para la agricultura, la ganadería y estando al borde del río, pues efectivamente eran muy tentadores, pero conocían que hacía años Rojo las ocupaba, además que estaba construyendo el muro, y de seguro tenía su ejército para defenderlo. Además, las historias sobre Doni Rojo traspasaban todas las fronteras, y en cada punto se acrecentaba más, llegando a medir para algunos ya 5 metros de altura.
No cesó de igual modo Alobio en su interés particular y empezó a dirigir mayor cantidad de hombres hacia la zona. Incluso proyectó un ejército de 3.000 soldados, pero luego desistió por los costos. Sin embargo, pasaban días enteros en los que pensaba únicamente en lo que acontecía detrás de los muros del territorio de Rojo.
Su preocupación no era vana. Efectivamente Rojo consolidaba cada día más sus defensas y su gente se multiplicaba como conejo.




                                  
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lunes, 10 de noviembre de 2014

Rojo: el autoproclamado rey Alobio

Capítulo V
El autoproclamado rey Alobio

Con muchos sátiros, jóvenes irreverentes, vándalos y alguno que otro mercenario, Alobio centró sus actividades en hacerles favor a varias familias del pequeño pueblo de Caratope, a cambio de nada, en principio. Se distinguió enseguida como un líder y emprendió en más de una oportunidad varias campañas de ataques contra tribus vecinas, logrando el éxito y colocando todo el botín en medio del pueblo para repartir con todos. Eso gustaba mucho a los pobladores, de quienes se ganaba el aprecio, sin conocer los mismos que tras ese tesoro Alobio destruía a todos los que no aceptaban el pago de tributos impuestos por el mismo en forma arbitraria.
Poco a poco formó un ejército y de ese modo no existió nadie que le hiciera frente de ningún modo. Luego, mandó, a través de serviles y simpatizantes, que se reuniera al pueblo para debatir la posibilidad de elección de un gobernante, pero grande se sorprendió  cuando sus viles secuaces, esbirros, usureros, prostitutas y rastreros acompañantes lo erigieron por unanimidad como rey.
Rey Alobio...!!!, por aclamación y de ese modo, las atrocidades comenzaban una época propicia para los que con él comulgaban esa profesión de robo, destrucción y salvajismo.
La ciudad pronto fue reestructurándose y creció bastante. Fortalecieron todo ese crecimiento las alianzas formadas con la ciudad vecina de Blacres, un poblado pacífico de trabajo, arte y música, y además, con la ciudad también vecina de Norast. Ésta última contaba con un ejército formado, con armas, caballos y mucha historia, por lo que la alianza fue muy estratégica por parte del rey Alobio.
Las promesas de evitar conflictos entre las mismas, fortalecerse del mismo modo, ayudándose y generando beneficios para los pobladores, hizo apetecible para todos la conformación de esas alianzas, y Norast había soportado durante años diferentes guerras, por lo que por fin lograr la paz con un vecino peligroso, era bastante conveniente.
Se conformó un triunvirato, siempre reunido en Caratope, y presidido por el rey Alobio. Los hermanos Sasterien y Lenstien fueron conjuntamente los designados por su padre el Rey de Norast para conformar ese triunvirato, y el rey Alobio los mimaba a ambos, dándole todos los gustos, fiestas abundantes y de ese modo, hacía de los mismos lo que quería. Los hermanos no tenían valor ni condiciones, eran pueriles e ingenuos y le gustaba saborear de los placeres más bajos, por lo que se organizaban banquetes abundantes, extensos, donde dos o tres mujeres no se les despegaban en toda la noche, exprimiéndoles a ambos hasta lo último del jugo del amor, e igual tratamiento tenía el representante de Blacres, hombre melancólico, más culto y apasionado por la música, pero ello no fue óbice para exigirle al rey Alobio dos o tres doncellas al día, pues quería experimentar profusamente sobre la sexualidad, rompiendo en más de una oportunidad horas y horas de penetraciones nocturnas, desvergonzadas y ante el público.
El rey Alobio disfrutaba todo aquello, y era perverso en esas diligencias. Hacía lo propio para mantener a sus aliados con las expectativas de atracciones divertidas y escandalosas a cada momento, pero a la vez, también él escarbaba sus propios deseos y procuraba llenar su sed con las dulzuras dadas por expertas damas, oficiosas en el ámbito de las confidencias.
Por otro lado, no tan estratega como Rojo, el rey Alobio formó su ejército y exterminaba a todas las pequeñas tribus que se instalaban en lo que él denominaba sus límites territoriales. 
Exigía el pago de tributos, y cuando ya nadie podía pagar, entonces mandaba a sus destructores, quienes en forma abrupta degollaban a cualquiera que se les cruzaba, y violaban a las mujeres una y otra vez, antes de matarlas. A los niños y a las niñas encerraban en jaulas y los enviaban como esclavos y todas las pertenencias de los mismos traían como botín, que por supuesto, para esa época ya no repartían a nadie, acrecentando de ese modo las riquezas del rey.
Pronto, toda la destrucción sembrada por el rey Alobio hizo incluso temer a sus aliados, quienes jamás objetaron sus métodos y reforzaban los acuerdos, a fin de perdurar la paz entre los mismos, lo que en definitiva les convenía totalmente.
La mancha roja que veía con poca atención el rey Alobio en un principio y luego se fue convirtiendo en algo cada vez más preocupante tenía nombre. Lo que Rojo comenzó de la nada, de pronto se vislumbraba con más trascendencia entre los comentarios de los jefes del ejército, en la corte y entre los mismos aliados. Podría temérseles, cabría considerarlos como un peligro, cuántos eran, tenían ejército.
Pasaba el tiempo y las preguntas azotaban con más fuerza cada día. Muchos sostenían que no representaban ningún peligro, agricultores que a nadie molestaban. Otros, justamente por eso, exigían que paguen los impuestos como todos, pues esa región, si bien bastante alejada de la ciudad de Caratope, también formaba parte de los límites territoriales del rey Alobio.
El rey no tenía bien claro lo que haría con los mismos, pensaba y luego se ocupaba de organizar algún banquete con sus seguidores, y extasiado de eso, pues pasaban meses celebrando, olvidan dicha preocupación, hasta que volvía el tema al tapete.
Pero un día fue sorprendido por el mismo Rojo. 
Rojo se llegó hasta el castillo del rey Alobio y pidió audiencia, y de inmediato Alobio en persona salió a recibirlo, preguntándole a renglón seguido a qué se debía esa inesperada y extraordinaria visita. Rojo no dudó mucho en ir al grano y le manifestó su preocupación por su pequeño pueblo, rogándole que no inicie ninguna campaña de guerra contra los mismos, quienes no eran luchadores ni guerreros, solamente agricultores y ganaderos, trabajadores y hombres y mujeres aldeanos, que no molestaban a nadie. El rey lo miró fijamente y luego miró al techo, bajó de nuevo su mirada y se halló que sus aliados estaban al pendiente perfectamente de lo que se oyó por parte del que con ruegos venía. 
Así que endureció el corazón y su frente se ciñó, estiró la mano hacia su interlocutor y le dijo que olvidaba algo. Rojo sabía lo que el rey le diría, estaba muy al tanto de lo que acontecía y además no venía realmente a rogar ni a pedir piedad. Solo era una estrategia más dentro de las muchas que poseía.
El rey Alobio con voz fuerte, levantándose de una y dándole la espalda en forma metódica al visitante, le dijo en términos claros que olvidó todo lo referente a los impuestos, que todos en su territorio pagan tributos y que esa obligación, ni siquiera él tiene la potestad de eximirle a nadie, pues todos están obligados del mismo modo.
Rojo sonrió y replicó al rey, diciéndole con respeto, que ellos no formaban parte del territorio del rey, a lo que sucedió un silencio sacramental. El clima se tornó denso. Nadia habló por unos instantes. El rey volteó y nuevamente de frente a Rojo le dijo que lo que había dicho no se ajustaba a la realidad, y que allí terminaba la audiencia. Se retiró muy confundido.
Rojo celebró lo que hizo, pues tomó un amplio conocimiento de toda la organización interna del rey, de sus guardaespaldas y la seguridad, de sus aliados, de los dependientes y esclavos y otras cuestiones.
El rey por su parte, no pudo dormir varios días y ni una mujer podía lograr que se calmara sus graves preocupaciones. Finalmente decidió con los ojos coléricos, sin dormir de varios días, declarar la guerra a Rojo.







                                 
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domingo, 9 de noviembre de 2014

Novela: Rojo

"ROJO"

Trama
Rojo preocupado por lo que sería de su familia, ante los ataques e inseguridad reinante, decidió formar un pueblo con fortalezas suficientes para garantizar la paz, el orden y la seguridad de sus habitantes. 

Personajes por orden alfabético:
► Alobio: rey de Caratope.Leer más
Doni Rojo: hijo de Rojo, segundo rey, guerrero, gran guerreno, Murió joven, por problemas de salud. Tuvo cuatro hijos. El primero llamado Resoler. El segundo se llamó Ramseli. La tercera fue niña y se llamó Riasla Rojo, y el último se llamó. Leer más...
► Fatias: Hermana del rey Fistius. Quedó viuda muy joven y no tuvo hijos. Convivió algún tiempo con Alobio hasta que se suscribiera un acuerdo de paz entre Blacres y Caratope (Leer más...). Un tiempo después fue asesinada.
► Fistious: Rey de Blacres. Vivió encerrado y así falleció. No tuvo hijos varones lo que hizo que sucumbiera aún más en el encierro y la soledad.
► Lenstien: príncipe de Norast y hermano de Sasterien. Conformaban el triunvirato luego de la alianza conformada por Alobio rey de Caratope, el rey de Blacres y el Rey de Norast.
► Rojo: el fundador, primer rey y estratega principal. Padre de Doni Rojo. Vivió muchos años.
► Sasterien: príncipe de Norast y hermano de Lenstien. Conformaban el triunvirato luego de la alianza conformada por Alobio rey de Caratope, el rey de Blacres y el Rey de Norast.

Lugares por orden alfabético
► Blacres: un poblado pacífico de trabajo, arte y música. Su ejército era pequeño y no contaba con glorias.
Caratope: la ciudad regida por Alobio.
► Norast: ciudad enorme que contaba con un ejército formado con armas, caballos y mucha historia, de guerras y batallas, de glorias y penurias.


ÍNDICE

CAPÍTULO I ► El inicio  | La historia inicial, los sucesos preliminares de la familia de Rojo, y su migración a las tierras que finalmente fueron su nación. Leer más...

CAPÍTULO II ► Los asilados | Rojo ideó como plan buscar a refugiados y aquellos que cuyas tribus fueron destruidas, para asilarlos en nueva tierra.  Leer más...

CAPÍTULO III Doni Rojo | El único hijo de Rojo, Doni Rojo, fue un guerrero extraordinario, un hombre enorme por sus dimensiones físicas, experto en la batalla, invencible y miembro de los 50.  Leer más...

CAPÍTULO IV El muro | Rojo sabía que la única manera de resistir el avance del rey Alobio y su ejército era construyendo una muralla, en parte natural y en parte de piedras y otro obstáculos creados en forma metódica para evitar su destrucción.  Leer más...

CAPÍTULO V El autoproclamado rey Alobio | Alobio se impuso a todos con fuerza, amenazas, robos y violencia, hasta finalmente lograr que la ciudad de Caratope le declare rey Leer más...

CAPÍTULO VI. Los primeros ataques. A Rojo le preocupara la construcción del muro, dado que con ello podía resguardar parte de la población, pero también estaba muy centrado en la producción de alimentos, a fin que los pobladores gocen de buena salud y de un gran crecimiento Leer más...

CAPÍTULO VII. La alianza del Rey Alobio con BlacresEl rey Alobio fue hábil para someter a sus vecinos, tras distintos y fuertes ataques a las villas cercanas y en son de supuestos forajidos, hizo que en principio se fortalezcan ayudas mutuas para contrarrestar la inseguridad reinante, pero luego poco a poco, cada una de las ciudades limítrofes pues no le quedó más camino que aliarse y de ese modo evitar posibles o futuras disputas innecesarias con Alobio y su incontrolable sed de poder Leer más...

Capítulo VIII. La ampliación del territorio de los RojosRojo comenzaba a observar que la población que inicialmente no comprendía más de dos o tres centenares de familias medianamente organizadas, de pronto se convirtió en una multitud de más de 8 mil personas, entre las que se incluían el pequeño ejército, los 2 mil más adiestrados en la lucha y los 50 especiales, llamados así por ser un grupo aún más selecto de guerreros, a cuyo cargo se encontraba la protección de Rojo y su familia. 




                                 
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martes, 28 de octubre de 2014

Rojo: El muro

Capítulo IV
El muro
Rojo contemplaba los trabajos realizados y veía el crecimiento de las obras convencido que ellas permitirían resistir cualquier ataque. La comarca tenía de por sí una ubicación natural privilegiada con una protección única del lado del río, pues los acantilados eran tremendas trampas mortales y no permitían acceso alguno por ese sector. Del este, prácticamente se habían abiertos zanjas enormes, se plantaron miles de árboles y enredaderas de las más tupidas, haciendo imposible el tránsito por esa zona. Solo unos pocos conocían algunos de los escasísimos senderos para el caso que tuvieran que huir de la ciudad. Pero el paso, incluso en esas sendas era muy peligroso y solo se podía hacer de a pie.
Era un orgullo para los pobladores lo que habían hecho del lado este, en cuanto a los grandes humedales y esas malezas y enredaderas con grandes y temibles espinas, imposibles de sobrepasar. Pero más orgullosos estaban del flanco oeste, pues la muralla perimetral estaba por sobre las rocas que bordean desde el río hacia el sur, por lo que elevar las murallas por encima de esas protecciones naturales mostraba la majestuosidad de su trabajo y dedicación. Tampoco existían accesos por ese lado. Nadie tenía la capacidad de traspasar esos muros, pues la altura misma de las colinas de piedra más el muro perimetral hacían imposible escalarlos.
El acceso principal se encontraba por ese lado oeste, un estrecho emboscado muy largo, perfecto para evitar un ataque de ese frente. Entre bosques y una pequeña brecha existente entre las rocas que provenían prácticamente en forma perimetral del río se abría una línea que lo utilizaban a veces como entrada y salida. Todo aquel que quisiera ingresar a la ciudad, de los muy pocos que lo habrían hecho, debían pasar varios kilómetros por el bosque muy espeso y la silueta de la senda era muy angosta, que únicamente permitía el paso de una carreta. Tránsito lento, pues la senda era perfectamente accidentada.
Luego antes de llegar a la puerta principal, un claro de unos 40 o 60 metros, donde se observaba con albor la angosta puerta ubicada exactamente entre el enorme muro. Tampoco tenía alguna altura dicho pórtico.
El muro que iniciaba desde el río, lado oeste de la ciudad, se asentaba sobre una colina también elevada, que iba perdiendo altura desde el norte, ubicación del río, hacia el sur. Pero a medida que la elevación natural perdía eminencia, la muralla creada por las manos emprendedoras de todos los pobladores, a través de piedra tras piedra, adquiría nuevamente un montículo infranqueable.
Lo más interesante de esas estructuras es que aún con muchos años de labor incansable, Rojo nunca se limitó a cargar una y otra vez otra hilera al muro, haciéndolo también indestructible, ante cualquier ataque de cañones u similares. El atalaya así tenía vista preferencial y fueron varios de los mejores arqueros puestos en esas franjas.
Primero de ese lado la ciudad contó con un muro de unos 60 centímetros, que años más tarde ya llegaba a 6 metros de espesor, lo que demostraba el temor que tenían sus creadores en cuanto a los ataques enemigos. La muralla sobre pasaba la puerta, y luego seguía hacia el sur.
Al sur seguía otro tipo de elevación natural, más empinados bosques, con protecciones esporádicas que creyó prudente Rojo reforzarlas. Las grandes plantaciones y parte de toda la ganadería se ubicaba en esas zonas de alta producción, por lo que sabía que teniendo protección por el lado oeste, norte y este, prácticamente el sur podía reforzar con murallas de piedras, bosques impasables y humedales provistos de muchos animales salvajes.
Rojo una vez intentó avanzar lo más posible hacia el sur, para conocer toda esa extensión, pero no pudo hacerlo. Al sexto día, en caballo, tuvo que abandonar el emprendimiento pues las montañas cada vez más empinadas le impedían. Descubrió así que la ubicación del poblado era inmejorable, pues ningún ejército de ese lado podría pasar por dichas montañas.

El muro fue avistado en varias oportunidades por los exploradores del rey Alobio. Al principio no se preocupaba por dichas construcciones, dándole la más mínima importancia al asunto. Con el tiempo sin embargo comprendió que los mismos se defenderían de futuros ataques, por lo que tampoco le dio mucha relevancia a la cuestión. No eran peligro para él, explicaba a su ejército, dado que eran defensas y no de combate. 






                                 
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lunes, 27 de octubre de 2014

Rojo: Doni Rojo

CAPÍTULO III
Si bien Rojo fue un hombre de enorme dimensiones, su único hijo, Doni Rojo fue dos veces más grande que él, alto, gigante, con fuerza de 5 hombres y con la furia de 2 toros, aunque no heredó la inteligencia y sabiduría de su padre, quien sí siempre se destacó por su amplias capacidades cognitivas, de estrategias y de pensamientos. Doni Rojo tenía la capacidad de un guerrero, de un gran guerrero, y en la comarca nadie podía con él, incluso enfrentó una vez a 10 hombres, grandes y fuertes, hábiles en la lucha, pero no pudieron contra él. Doni Rojo se encontró cuando regresaba de la búsqueda de asilados, con un pequeño conglomerado de hombres del rey Alobio, unos 3 en caballos y otros 10 o 12 de a pie, todos del ejército quienes de inmediato lo altearon y le exigieron que entregue a los sobrevivientes que con él caminaban de regreso. Estaba claro que Doni Rojo no les entregaría nada y en un zarpazo, antes siquiera que dichos hombres se dieran en cuenta de lo que acontecía,
Doni Rojo mató a los 3 que iban sobre los caballos y en otra garrada a los restantes 10, quedándose con sus animales, sus armas y todo lo que poseían. Los asilados lo miraron estupefactos y pensaron que por primera vez en sus vidas estaban realmente seguros.
Ni bien había cumplido 13 años Doni Rojo ya tenía el cuerpo y las ganas de un adulto. Bien alimentado por su madre, y de un crecimiento extraordinario, empezó trabajaba al ritmo de su padre y superaba ampliamente a los demás.  Fue así, que un día decidió conocer también a una dama, pero estaba en boga el decreto emitido por su padre que le impedía tener hijos con varias mujeres, cuestión que en principio ni entendió bien, ni tampoco pensaba mucho en ello, pues su corazón de un momento a otro se inclinó drástica y únicamente hacia la dirección de una doncella, hermosa, bella, de tan solo unos años mayor que él, pero como toda una mujer, le impactó al punto de enloquecerlo. 
Doni Rojo no dudó y encaró a la joven quien le aceptó inmediatamente, por lo que nos meses después contrajeron nupcias. Esa misma noche el joven de tan solo 13 años de edad quería desvirgar a la joven, quien al verlo desnudo, con semejante apofis, tuvo mucho temor y se negó al mismo, quien no insistió entendió bien la situación, por lo que la tomó entre brazos y la llevó lejos del pueblo, en cercanías al río, en prado hermoso donde estuvieron tres días, con sus respectivas noches, donde Doni Rojo enamoró perdidamente a la joven y en la cuarta noche ella, deseándolo de un modo casi animal, fue penetrada por ese tremendo cuerpo del amor. Se sintió desvanecerse, no por dolor, sino por el placer. Era claro que ese muchacho, con el torso enorme y sus brazos gigantes la hicieron elevarse a un alto grado de placer y deseo, y finalmente cuando que él le introdujo una enorme parte de su cuerpo, ella lo disfrutó más que todo lo que había gozado en su vida, y durante esa noche no pararon, y una y otra vez ella lo aprovechaba mejor. Él la observaba, hermosa y radiante, con esas enormes tetas, la cabellera larga y su piel blanca y dorada. Ella lo contemplaba, ese joven hombre tenía una trozo de cuello más grueso que una tora de madera, esos brazos gigantes y por sobre todo, una sencillez, amabilidad y personalidad única, propia de un digno heredero al trono. Perdida en ese encanto, pronto ella concibió a su primer hijo, y luego a otro, y otra, y finalmente, el cuarto, que lo llamaron Reni. El primero, desde pequeño muy inteligente pero sin la fortaleza del padre, más parecido al abuelo Rojo, se llamó Resoler. El segundo, mucho más pequeño pero fortachón, lo llamaron Ramseli, y la niña, se llamó Riasla, también fortachona, guerrera, muy grande en estatura. El último Reni, pequeño y muy hermoso de rostro, no tenía parecido alguno a su padre en la fortaleza y en el tamaño, ni a la madre. Reni tenía la apariencia del abuelo Rojo, pero menos que Resoler.
El abuelo Rojo también por mucho procuró tener más hijos con la madre de Doni. En muchas ocasiones pasaba semanas enteras con su esposa ejercitando el arte del amor, una y otra vez, dado que era un hombre muy viril y su esposa muy hermosa, lo aguardaba siempre en paños menores, semidesnuda, pues le gustaba que su esposo la tome, procurándole el mayor placer y deseando poder darle más hijos, pero eso fue una tarea imposible. Todo lo bueno que experimentaban, el placer inigualable de la penetración de noches enteras con éxtasis al amanecer terminaba solamente en eso, pues el fruto de esa pasión animal no venía resultados. Ella varias veces le pidió que se llegara a otra mujer, pero él se negó y contaba con orgullo que su hijo, su único retoño era más de lo que él podía imaginarse y esperar. Además contaba como parte de toda su familia a esa comarca que se agrandaba a pasos agigantados, quienes al final de cuentas también eran su responsabilidad y debía protegerlos del ataque enemigo, principalmente del rey malvado. 
Doni Rojo no tuvo otros hijos, no tuvo otras esposas ni tampoco nunca tuvo relaciones con otras mujeres que no sea su esposa. Mantuvo firme el decreto de su padre, hasta el final de sus días.





                                 
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sábado, 25 de octubre de 2014

Rojo: Los asilados

CAPÍTULO II
El viento soplaba de un modo inusual, agitando las ramas de esos enormes árboles y desparramando por toda la comunidad polvo y cuanto encontrara a su paso. El calor arreciaba y hacía un tiempo que no llovía, aunque era la época. 
La ciudad de Caratope era el centro de esa región y allí se concentraban todo tipo de personas, desde humildes trabajadores y tributaristas hasta aquellos peores malhechores. Todos eran bienvenidos y el mismo rey Alobio les daba siempre a la bienvenida, con una cara sonriente y una propuesta que nunca significaba nada bueno. Efectivamente Alobio había tomado desde hacía unos años atrás la modalidad de rastreo y ataque de esas pequeñas tribus o poblados que se hallaban en lo que él denominada sus límites territoriales, que por supuesto a diario crecía eminencialmente. 
Rojo sabía lo que acontecía al norte y tenía muy en cuenta todo lo ello comprendía y el peligro que significaba para él y su familia. También entonces comenzó una pequeña estrategia, no de ataque ni de guerra pues no contaba ni con ejército, ni mucho menos con armas, pero una maniobra efectiva le pasó por la mente, y la ejecutó. Tomó en cuenta el modus operandi del ejército de vándalos de Alobio y de allí en más se concentró en salvar a los que sobrevivían a los tremendos ataques. 
Alobio exigía el pago de altos tributos a todos los que según él estaban en sus dominios y no todas las tribus y pequeños poblados cumplían con esas obligaciones impuestas en forma gravosa. Entonces el rey Alobio ordenaba que se quemen algunas chozas y se destruya lo que significaría un mensaje para que paguen dichos tributos, como también una muestra de su poder. 
Sin embargo el rey Alobio desconocía que sus crueles forajidos lo destruían todo, comenzando por una arremetida feroz contra los hombres y jóvenes que se hallaban en el lugar. Luego, desprotegidas las mujeres, las violaban y las mataban. A los niños y a las niñas las encerraban y las llevaban cautivo, para venderlos como esclavos. Por lo demás, todo quedaba asolado. 
Rojo de entre los escombros rescataba a alguno que otro sobreviviente y los llevaba a su casa a fin de curar sus heridas. Pronto, se convirtió en un asilo para todos aquellos que quedaron abatidos y la voz corrió por toda la región, incluso el rey Alobio lo sabía, pero no le preocupó. 
Rojo ni bien reestablecía a algunos, le preguntaba si querían unirse a su pueblo, con la condición de respetar los reglamentos existentes. Los desamparados, algunos con menos fuerza que otros, en su mayoría aceptaban y pronto preguntaban cuáles eran esos estatutos, a lo que Rojo les explicaba, que estaba prohibida la disputas en el pueblo, que se les entregaría una vivienda con un predio que debían cultivar para su propia alimentación pero que además debían brindar parte de su labor diaria a la construcción de las defensas del pueble, al ejército en formación y demás ayuda comunal que sea necesaria. La mayoría aceptaba, pues se les ofrecía más de lo que en toda su vida hayan tenido. 
Otra de las reglas establecidas fue la que no permitía la imposición de cultos o ceremonias entre los grupos, sino que cada familia estaba liberada a profesar lo creía, debiendo respetar tanto la creencia de los otros como sus costumbres. Rojo observó que la inclusión en su familia de otras familias podría desencadenar a la larga problemas y divisiones, por lo que fue muy claro en precisar a todos los asilados esas reglas. 
Eran tiempos en los que la construcción de toda la fortaleza externa, como también de las viviendas, lugares de cultivo, campos de plantaciones, el cuidado de la ganadería, entre otras tareas, se había cada vez con más dificultad, debido a que se expandió enormemente todo la zona que inicialmente Rojo había programado, dejando por sentado que necesitaba aún de más miembros en su comunidad. Fue así que se vio obligado a dictaminar otra disposición que en realidad fue del agrado de todos. Dado que por tantos trabajos y el desempeño feroz de los jóvenes en las tareas encomendadas, muchos no tenían lo suficiente para conformar una familia, por lo que se reglamentó que todas las mujeres, aún solteras, si querían tener hijos estaban liberadas absolutamente, con la única condición solo ellas harían la elección del hombre, hombre que podría estar casado pero que no tendría obligación alguna con respecto a ella o a su hijo. Esto fue del agrado de las jóvenes, dado que muchas estaban esperando que algún varón se les presente y pasaba el tiempo y no pasaba nada, teniendo las mismas todo lo necesario para ser madres. Fue así que ni bien liberadas las mismas empezaron a elegir, casi en forma secreta, quienes serían los padres de sus hijos, y así se fomentó aún más el crecimiento poblacional. Los hombres, si bien el decreto que establecía la poligamia, no tenían más de 2 o 3 esposas, dado que aunque en su mayoría los Rojos eran hombres de gran estatura, bien dotados y expertos en amantes, con una virilidad envidiable y fértiles, el trabajo diario en la construcción de los muchos, de las haciendas y otras actividades les sacaba enormes fuerzas. Incluso por ello Rojo pensó en darles a muchos de sus compañeros días y hasta semanas libres, a fin que puedan pasar tiempo con sus esposas y brindarles el cariño y el amor que las mismas reclamaban. Las doncellas por su parte elegían con especial cuidado a un buen candidato, e incluso comentaban de experiencias entre ellas y siempre relucía que aquellos asilados no tenían ni la mitad de la virilidad de los Rojos, además de ser de muy escasa fertilidad. 
A Rojo muchas de estas doncellas le eligieron, en varias oportunidades, dado que veían que era un muy buen candidato, además por las historias que en más de un oportunidad su esposa había contado del mismo, de sus capacidades y en fin, era un pionero, pero a todas las rechazó, sin muchas explicaciones y siempre con respeto, seguridad y autoridad, y dictó otro decreto que establecía que todo aquel que quería ser rey de los Rojos, necesariamente debía ser monógamo y no tener ningún otro hijo con otra mujer que no sea su legítima esposa. Con eso, explicó, se evitaría divisiones en el reino de los Rojos, si algún día sobrevivieran a los ataques de los enemigos, pues sería una dificultad tremendamente desastroza si dos jóvenes herederos de distintas madres exigieren por igual derecho el trono, y todos los miembros de la comunidad le dieron la razón, por lo que Rojo solamente tuvo un hijo, Doni Rojo. 



                                  
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viernes, 24 de octubre de 2014

Rojo: El inicio

CAPÍTULO I
Después de varios años, Rojo había visto que el pueblo que antes conocía cambió demasiado y era imperioso buscar otro modo de sobrevivir. 
Efectivamente la ciudad de Caratope había crecido en extensión y población y fue justamente Alobio el que apoyado por familiares y de su capacidad de imponerse a los demás, quien se autoproclamó inicialmente regente, luego como principal, y finalmente como rey. 
Con un pequeño ejército de vagos, usureros y malhechores que encontró por la ciudad, Alobio logró instaurarse como la principal autoridad de la ciudad, y la gente lo aceptó sin mayores problemas, dado que en principio convenció con un espíritu bondadoso y de ayuda general a todos sus compueblanos. Así fue que poco a poco y de buena o mala manera, se instituyó el pequeño reinado en ese poblado y Rojo examinó lo acontecido durante esos años, y logró concluir que la situación no sería feliz a medida que aquel temerario hombre adquiera mayor poder.
Rojo también descendía de una familia numerosa y fue así que explicó a todos la situación y se alejó lo más que pudo de la ciudad de Caratope y sus ciudades aledañas, como para no tener ningún tipo de trato con los pueblerinos de esas regiones. Se fue hacia el sur y lo acompañaron todos sus familiares, totalizando así una muchedumbre de más de 300 personas. 
Se instalaron en cercanías a unas grandes rocas que bordeaban el río Picuetó, y el terreno en ese lugar, les permitía construir fortalezas para defenderse de los ataques de otras tribus o guerreros que pudieran existir por la zona. Pronto edificaron varias viviendas, bien organizadas. También realizaron vallas protectoras de diferentes índoles y fueron acomodando toda su ganadería y agricultura en toda esa región. Rojo no quiso darle nombre al lugar, por lo que sus familiares se conformaron de denominarla "nuestra heredad". 
Rojo estaba convencido que pronto llegarían del norte, del este o del oeste, ejércitos de bandidos que les tomarían como esclavos, violarían a sus mujeres y les robarían todo el ganado y lo poco que tenían. Así que ideó desde un principio distintas formas de defensa, principalmente naturales. También adiestró a todos los hombres y mujeres, para pelear en caso que fuera necesario, y obligó a todos a engendrar hijos e hijas fuertes, bien alimentados, grandes y sanos. Rojo dictó un decreto que establecía que cada hombre podría tener hasta 7 mujeres, a fin de poblar la región. Las mujeres estuvieron plenamente de acuerdo, así que comenzó un tiempo de mucho trabajo, sacrificio, y principalmente de organización. Se instituyeron rápidamente varios centros educativos para que los más jóvenes comiencen a estudiar y llegado el momento, todos ayudan en las construcciones de vallas, muros y defensas naturales y costeras, en la agricultura y la ganadería, en la formación de sus jóvenes y en la creación de armas. Los niños pasaban horas ayudando y otras horas estudiando. No había mucho tiempo para juegos. Rojo les explicaba que si no se preparaban, nada de lo que hasta ahora hicieron existiría ante un ataque del enemigo. Las jóvenes pronto buscaban un buen marido para casarse y tener hijos, estando a su elección si querían un joven como esposo y un adulto. El joven les prometía un embarazo rápido, dado que los jóvenes Rojo eran muy fértiles y bien dotados. Los adultos pioneros, cansados de mucho sacrificio sobre sus espaldas, con una, dos o más esposas, a veces ni siquiera ya tenían tanta voluntad para suplir el deseo de una doncella habida de amor, si bien, con la experiencia compensaban todo aquello, pues los Rojos tenían un dotado cuerpo envidiable. 


Las mujeres más adultas trabajaban sin parar durante todo el día, cocinando abundantemente para todos, pues principalmente los varones eran de muy buen comer y requerían gran cantidad de alimentación. Rojo había establecido que todos debían alimentarse grandemente, pues quería formar a hombres y mujeres de gran tamaño, inteligentes, como una raza más superior a las demás, pues pensaba que compensaría en una batalla a la cantidad del ejército contrario de hombres pequeños, con un número inferior de Rojos de gran tamaño. 
La etapa inicial comprendió grandes sacrificios por parte de todos, principalmente de los pioneros, y siguiéndoles, cada niño, joven y adulto natural ya de ese lugar, que comprometido al igual que todos los padres, continuaban las labores sin descanso, a fin de asegurar un lugar donde vivir, sin temor a que los enemigos los ataquen de modo alguno. La unión entre las familias permitió una fortaleza inigualable. Rojo contemplaba eso y muchas veces quedaba atónito ante lo que sus ojos contemplaban. Era evidente que cada uno de los Rojos estaba tan convencido de lo que hacía que jamás existió objeción o reclamo alguno y todos, al mismo son, colocaban el hombro para levantar una fortaleza indestructible.



                                  
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jueves, 2 de octubre de 2014

Niñas con hijos

Una de las dificultades que enfrentan varias familias, que se refiere a la situación sentimental entre los jóvenes que involucra las relaciones sexuales prematrimoniales que derivan en algunos casos al embarazo no previsto es un tema que hemos decidido abordar hoy.
Las estadísticas actuales muestran a una gran cantidad de niñas jóvenes en estado de gestación o directamente con hijos, lo que coloca a su círculo familiar en una situación imprevista y no lógicamente contemplada. 
Las recomendaciones para las madres sobre sus hijas es procurar en lo posible el diálogo planificado respecto al sexo, a las relaciones con sus parejas y en tal sentido de las consecuencias derivadas de esos encuentros que innecesariamente derivan en eventos poco queridos. La paternidad responsable también comprende la obligación de encausar a nuestros hijos en tal sentido. 
También el diálogo con los hijos varones, quienes muchas veces con el fin únicamente de experimentar desconocen las consecuencias de sus actos, es de marcada importancia. Existen países en el que los padres que no cumplen con sus obligaciones de asistencia alimentaria derivan en prisión, por lo que a la postre, por un lado (y esto un tanto brusco, pero hay que decirlo) tenemos a una niña embarazada y por el otro a un niño adolescente que posiblemente termine en la cárcel. 
Por ello, la prevención como también el diálogo informado son grandes herramientas a este efecto. 
Es muy cierto que los padres hoy día tienen muy poco tiempo para sus hijos y a ello hay que sumar el hecho que los adolescentes son extremadamente independientes, capaces de grandes experimentaciones que antes no existía, pues su grado de conocimiento como de curiosidad es muchísimo mayor, y la falta de inhibición es aun mucho más. Pero, padres, atención, hay que hacerse de tiempo para los hijos, pues es una inversión muy rentable a corto, mediano y largo plazo. 



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lunes, 3 de marzo de 2014

Foro de las Tecnologías

Foro de las Tecnologías de la 
Información y la Comunicación 

Lugar: Salón Auditorio de la Gobernación de Itapúa.
Fecha: 11 · abril · 2014 desde las 1600 hs.
Inscripciones por email a: ticnova7@gmail.com 
Expositores de varias universidades nacionales y extranjeros invitados.
Más información en: http://tic-nova.blogspot.com/


jueves, 6 de febrero de 2014

Cuidado con el dengue

Algunas infografías para cuidarse del Dengue.
Es importante saber sobre el Dengue, que:
- EL DENGUE solo se trasmite por la picadura del mosquito Aedes Aegypti, y de ninguna otra forma
- NO DEBES automedicarte.
- NO HAY medicamentos naturales que curen el dengue.








RECORDAMOS las medidas preventivas contra el Dengue
 

Prevenir el dengue

Prevención del dengue.
No bajemos la guardia ante un posible rebrote del dengue y la fiebre amarilla.
  • Eliminá los criaderos de mosquitos, tapando pozos de agua, tambores y tanques elevados.
  • Cambiá diariamente el agua de bebedero de animales, guardá las botellas vacias boca abajo.
  • Tirá las cubiertas, latas y todo aquello que acumule agua.
  • Si se presentan síntomas de la enfermedad, acudí al puesto de salud más cercano.
 
 
También es importante mantener el césped bien cortado, nuestro jardín limpio y ordenado.
 
Qué es el Dengue
 El dengue es una enfermedad viral aguda, producida por el virus del dengue, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, que se cría en el agua acumulada en recipientes y objetos en desuso. El dengue es causado por cuatro serotipos del virus del dengue: DEN-1, DEN-2, DEN-3 ó DEN-4; estrechamente relacionados con los serotipos del género Flavivirus, de la familia Flaviviridae. Esta enfermedad es más frecuente en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Se caracteriza por una fiebre de aparición súbita que dura de 3 a 7 días acompañada de dolor de cabeza, articulaciones y músculos.Una variedad potencialmente mortal de la fiebre del dengue es el dengue grave que cursa con pérdida de líquido o sangrados o daño grave de órganos, que puede desencadenar la muerte. Es una misma enfermedad, con distintas manifestaciones, transmitidas por el predominante en áreas tropicales y subtropicales (África, norte de Australia, Sudamérica, Centroamérica y México); aunque desde la primera década del s. XXI se han reportado casos epidémicos otras regiones de Norteamérica y en Europa.
 
 TransmisiónMosquito o zancudo Aedes aegypti hembra ingiriendo sangre humana.

Se transmite mediante la picadura de la hembra del mosquito Aedes aegypti, de origen africano pero actualmente extendido por gran parte de las regiones de clima tropical y ecuatorial del mundo. También es un vector el Aedes albopictus, cuya máxima actividad se desarrolla durante el día.

El Aedes aegypti es una especie principalmente diurna, con mayor actividad a media mañana y poco antes de oscurecer. Vive y deposita sus huevos en el agua, donde se desarrollan sus larvas; a menudo en los alrededores o en el interior de las casas, tanto en recipientes expresamente utilizados para el almacenamiento de agua para las necesidades domésticas como en jarrones, tarros, neumáticos viejos y otros objetos que puedan retener agua estancada. Habitualmente no se desplazan a más de 100 m, aunque si la hembra no encuentra un lugar adecuado de ovoposición puede volar hasta 3 km, por lo que se suele afirmar que el mosquito que pica es el mismo que uno ha «criado». Solo pican las hembras. Los machos se alimentan de savia de las plantas. Cuando pica puede transmitir el virus del dengue y de la fiebre amarilla.

La persona que es picada por un mosquito infectado puede desarrollar la enfermedad, que posiblemente es peor en los niños que en los adultos. La infección genera inmunidad de larga duración contra el serotipo específico del virus. No protege contra otros serotipos y posteriormente puede exacerbar el dengue hemorrágico.

Para que el mosquito transmita la enfermedad debe estar afectado con el verdadero agente etiológico: el virus del dengue. La infección se produce cuando el mosquito pica a una persona enferma y capta el virus, y después pica a otra sana (hospedador) y se lo trasmite.
 
Cuadro clínico El cuadro clínico de la fiebre dengue y la presentación de las diversas manifestaciones y complicaciones, varía en ocasiones de un paciente a otro. Después de un período de incubación entre 5 a 8 días, aparece un cuadro viral caracterizado por fiebre, dolores de cabeza y dolor intenso en las articulaciones (artralgia) y músculos (mialgia)—por eso se le ha llamado «fiebre rompehuesos»—, inflamación de los ganglios linfáticos y erupciones en la piel puntiformes de color rojo brillante, llamada petequia, que suelen aparecer en las extremidades inferiores y el tórax de los pacientes, desde donde se extiende para abarcar la mayor parte del cuerpo.
 
Medidas preventivasTípicamente, las medidas preventivas deben abarcar estas áreas:

    * Realización de encuestas epidemiológicas y de control larvario. Encuestas en la localidad para precisar la densidad de la población de mosquitos vectores, identificar sus criaderos (respecto a Aedes aegypti por lo común comprende recipientes naturales o artificiales en los que se deposita por largo tiempo en agua limpia, cerca o dentro de las viviendas, por ejemplo, neumáticos viejos y otros objetos). Los neumáticos en desuso con agua, los tanques, floreros de cementerio, macetas, son algunos de los hábitats más comunes de los mosquitos del dengue.

    * Promoción de conductas preventivas por parte de la población .

-Educación sobre el dengue y su prevención. Riesgo, susceptibilidad y severidad del dengue, incluido el hemorrágico. Descripción del vector, horarios de actividad, radio de acción, etc. Descripción de las medidas preventivas.

- Eliminación de criaderos de larvas. Limpiar patios y techos de cualquier potencial criadero de larvas. Para los tanques se recomienda agregar pequeñas cantidades de cloro sobre el nivel del agua. Para los neumáticos simplemente vacíelos. Puede colocarle arena para evitar la acumulación de líquido. Otra solución es poner peces guppy (Poecilia reticulata) en el agua, que se comerán las larvas.

-Utilización de barreras físicas (utilización de mosquiteros en ventanas, telas al dormir)

-Utilización de repelentes de insectos. Especificar cuáles y cómo deben usarse.

    * Eliminación de criaderos de larvas por el mismo sector público. Debido a la falta de éxito en la adopción de estas conductas, usualmente el sector público termina realizándolas.

    * Comunicación de riesgos a través de medios masivos. Es imprescindible aumentar el riesgo percibido, la susceptibilidad percibida y el valor percibido de las medidas precautorias por parte de la población para que esta las adopte.


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