Capítulo VII
La alianza del rey Alobio con Blacres
El rey Alobio fue hábil para someter a sus
vecinos, tras distintos y fuertes ataques a las villas cercanas y en son de
supuestos forajidos, hizo que en principio se fortalezcan ayudas mutuas para
contrarrestar la inseguridad reinante, pero luego poco a poco, cada una de las
ciudades limítrofes pues no le quedó más camino que aliarse y de ese modo
evitar posibles o futuras disputas innecesarias con Alobio y su incontrolable
sed de poder.
La ciudad pronto fue reestructurándose,
fortaleciéndose en gran medida, gracias a a las alianzas formadas con la ciudad
vecina de Blacres, un poblado pacífico de trabajo, arte y música, y además, con
la ciudad también vecina de Norast.
Al principio pensó el rey Alobio en
eliminar del planeta a la ciudad de Blacres, dado que la misma no contaba con
un ejército importante, sino más bien con puros hombres cultos, apasionados por
el arte y la música, filósofos y poetas, que en nada servirían para defender a
su poblado, sino más bien serían simples víctimas de las feroces garras de los
desalmados y violadores hombres del rey Alobio, que ya venían castigando a toda
la región desde hace tiempo.
Pero recapacitó el rey, y pensó que no
sería una estrategia del todo favorable atacar a un pueblo amistoso y sencillo,
dado que no tan lejos, el reinado de Norast podría prestarles ayuda y
finalmente defenderles, lo que generaría una guerra a la que ni Alobio ni los
demás estarían de acuerdo en comenzarla.
Por ello, entablando distintas
conversaciones, finalmente el rey Alobio convenció a la hermana del rey Fistious,
para reunirse con el mismo y tratar temas de esa índole. Alobio había invitado
tanto al rey Fistious, como a sus miembros de la corte, y otras parentelas en
varias oportunidades para festejos y otras actividades, pero el rey Fistious no
se apartaba de sus actividades rutinarias de encierro. Durante días, y hasta
semanas, se encerraba en sus aposentos sin que nadie sepa qué hacía. Muchos
decían que practicaba algún tipo de embrujo o magia, mientras que otros decían
que se encamaba con sus doncellas y prefería que nadie los moleste. Algunos
sostenían que solamente le gustaba meditar, siendo ésta última hipótesis la que
más se ajustaba al carácter parsimonioso y pensativo del rey. Tuvo esposa pero
no hijos varones. Solo un par de niñas. Eso también al parecer fue motivo de su
aislamiento, dado que el trono no podría seguir su línea, a causa de no contar
con hijo varón y posiblemente luego de su muerte ostentaría tal gracia divina
Blastious.
Alobio sabía con detalles todo lo que
acontecía, y al verse totalmente imposibilitado de llegar hasta el rey, pues
sencillamente optó por otra vía. Fue así que especuló por los alrededores,
hasta que finalmente en una de las comitivas enviadas del reino de Blacres a
uno de sus agasajos, conoció a la única hermana del rey, Fatias. Ella era una
mujer que se asomaba a los 40 años de edad, viuda y sin hijos, debido a que su
esposo falleció en una de las pocas batallas que tuvo Blacres.
El rey Alobio al verla inmediatamente
percibió la oportunidad que tanto estaba esperando, y efectivamente se lanzó
hacia aquella mujer. Unas semanas después, se encontraba penetrándola y
enloqueciéndola con regalos, halagos, ternuras y cuantas monadas fueran
necesarios para conquistarla totalmente. La pobre cayó embrujada ante tantos halagos
y regalos, y en cuanto a la necesidad que tenía de un hombre, desde hacía mucho
tiempo y más aún que su reloj biológico se agotaba con los años, pues las solas
insinuaciones del Alobio pronto le desprendieron toda prenda de vestir que
tenía, y abrazó noches y madrugadas de candentes furias sensuales, que en más
de las veces no estaban permitidas en una relación normal. Experimentó entonces
la dama entrada en sus abriles de muchas novedades sexuales que ni se hubiera
imaginado, brindadas en exclusividad por el mismo rey Alobio y en otras, cuando
la embriaguez no permitía distinguir los miembros genitales de blancos o
negros, de libres o esclavos, pues sencillamente el hambre voraz de una viuda
solo se aplacaba con las copas rebosantes de esa alimentación carnal.
Fatias pasaba entonces no solamente semanas
sino hasta meses en Caratope, lo que finalmente le permitió al rey Alobio a
exigirle un favor para ambos reinos. Fatias no lo dudó ni un instante, pues
creyó también que como las relaciones estaban muy bien compenetradas entre
ambas ciudades, y prueba de ello ella podía brindarla, no sería por nada
conveniente una guerra y en tal sentido comenzó su labor que pronto tuvo
respuesta de su hermano, debido a que el citado no tenía desde hacía unos
meses, ni siquiera un aliento uniforme, sino se lo veía más lejano de lo
acostumbrado.
Eso no interesó en nada a Alobio, quien
anunció a todos los vientos de la nueva alianza existente entre Blacres y
Caratope.
Ello también justificó un festejo de 22
días de celebración en el castillo de Alobio, en donde de día y no che se
proclamó a los aliados.
Esa alianza persistió hasta el final del
tiempo del rey Alobio. Cuando Rojo invadió su ciudad y también la ciudad de
Blacres, pues no requirió de dicho acuerdo, dado que ambas ciudades fueron tomadas.
Cuando Fistious falleció, Blastious también
respectó la alianza y se unió al triunvirato que había sido creado después con
el avenimiento a toda esa corriente por parte de Norast.
Un tiempo después que Alobio suscribiera la
alianza con el rey Fistious, Fatias fue asesinada por el camino con la comitiva
que le acompañaba, supuestamente por ladrones furtivos, pero es posible que el
mismo Alobio mandó ultimarla. Su hermano, Fistious ni se enteró de lo
acontecido, pues seguía en un encierro total y aun cuando se lo venía por el
castillo, el mismo no hablaba con nadie, como practicando algún voto de
silencio o similar, por lo que las noticias de lo que acontecía a su alrededor
no le llegaban por ningún medio.
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